domingo, 1 de marzo de 2020

VIAJES EN EL TIEMPO I





La máquina del futuro

Sabrina Saldaña, 3º D

¡¡Realmente la máquina ha funcionado!!- grité desde el piso de arriba tras haber pasado un tiempo en aquel lugar.
Todo comenzó dos semanas antes de navidad, cuando mi familia decidió que era un buen momento para empezar la mudanza a nuestra nueva casa.
Yo ya tenía suficiente en esas fechas con mis exámenes del instituto, pero aun así tuve que guardar todas mis cosas, incluidas las de aquel cuarto lleno de objetos viejos que hacía años que no pisaba.
Era domingo por la tarde. Cuando abrí la puerta, no imaginaba todo lo que había allí dentro, así que comencé a ordenarlo.
Tras unas horas encerrada entre polvo y trastos antiguos encontré una misteriosa máquina, detrás de las cortinas.
Era de color rojo, tan alta como una persona (o por lo menos para mí lo era), tenía una puerta amarilla y con una pantalla negra. Al acercarme, pulsé un botón sin querer y el negro se convirtió en un espejo.
Seguí observando la peculiar máquina, cuando vi en el lateral derecho que sobresalía una palanca verde que señalaba la palabra “futuro”.
Al seguir curioseando, atravesé la puerta y me quedé frente al espejo. Allí comenzó mi viaje a 2040.
En el reflejo me vi en la que sería mi futura casa, estaba en mitad de un bosque, bueno lo que quedaba de él.
La casa era pequeña con cristaleras y se podía ver a través de ellas las máquinas que seguían talando inmensas cantidades de árboles.
Yo estaba sentada en el salón, frente a un robot en el que estaba testando un nuevo producto de mi marca personal de cosméticos.
Por el salón también se veían mis mascotas, un pájaro que volaba libre por la casa, un pequeño lagarto que volaba libre sobre mi hombro y mis cuatro gatos traviesos.
Me veía feliz, concentrada y al mismo tiempo muy preocupada por lo que sucedía a mí alrededor. Era tanta la contaminación que hasta para salir necesitábamos máscaras para no respirar los químicos del aire, el cielo siempre estaba negro y cada vez menos animales...
De repente no sé en qué momento sucedió, pero el espejo volvió a convertirse en una simple pantalla negra, me gire y ahí estaba Miski jugando y mordiendo todos los cables de aquel cuarto
Pero no le di importancia. Solo pude gritar que la máquina realmente había funcionado.